Aunque el tiempo aún acompañe y podamos disfrutar de algún día de playa, ya estamos en septiembre, y eso significa que la gran mayoría habréis vuelto al trabajo, a las oficinas o los despachos en caso de que trabajéis por vuestra cuenta. Regresan las rutinas, las llamadas y las reuniones, las largas jornadas laborales en las que necesitamos ser productivos, pero no a cualquier precio.
Una de las claves de la productividad es la organización, saber dónde tenemos nuestras herramientas de trabajo y recurrir a ellas de forma rápida. Además, todo negocio, desde la pequeña empresa al autónomo, a medida que crece genera una documentación que requiere orden. Y si bien es cierto que los tiempos cambian y que mucha de esa información es ahora digital, no hay negocio que, como mínimo, no acumule media docena de archivadores.
Los archivadores son un elemento omnipresente en cualquier oficina, llevan décadas entre nosotros, y aunque el tiempo no pase para ellos, sus diseños han evolucionado del gris a gamas muy coloristas que no solo cumplen su función organizativa: también responden bien como elemento de decoración.
Ocurre algo parecido con las cajas, de infinidad de tamaños y materiales. Las encontramos en cartón, metal e incluso madera, permitiendo imaginativas combinaciones con nuestro mobiliario.
Pero las estrellas en la organización de una oficina siguen siendo las estanterías, como las que hemos añadido a nuestro catálogo hace unos días: la estantería iBlue y la estantería iPink, ambas de orientación vertical, estantes que se alternan entre abiertos y cerrados, y vivos colores capaces de alegrar cualquier espacio como unas castañuelas.
La versatilidad de las estanterías permite, como en el caso de la estantería Zig Zag, usarlas en un entorno laboral o en un salón. Esta estantería destaca por sus cuatro pisos y un separador central en forma de zigzag, ofreciendo en total una superficie de almacenaje amplia y llena de posibilidades.
Otro de los muebles habituales en cualquier oficina son las estanterías bajas. Para evitarnos que, una vez llenas, resulten inamovibles, siempre podemos optar por unas socorridas ruedas o modelos de estantería que se salgan de lo habitual y, por lo tanto, sean una parte activa de la decoración de nuestra oficina. Soluciones como, por ejemplo, la estantería Alida, de cinco baldas y un diseño novedoso gracias a su tabla lateral de color negro.
Otro ejemplo más orientado al minimalismo es la Estantería Athena Baja. Es práctica, manejable y con su color blanco brillo demuestra lo bien que viste en una oficina.
Ocurre que no basta con mantener la oficina en orden, siempre podemos ir más allá y decorar con buen gusto el espacio donde pasaremos ocho o incluso más horas trabajando. Los nuestros pueden ser clásicos trucos de decoración como apilar los libros que ya no usemos en columnas o bien podemos recurrir a contenedores como cestos que podamos colgar directamente de la pared.
Por otra parte, la tecnología nos ayuda pero también puede alterar la armonía de nuestra oficina. Ya os imagináis de qué hablamos: enchufes y cables. Existen muchos trucos para “mantenerlos a raya”, como fijarlos a las partes no visibles de una mesa o guardarlos en cajas que escondan el cableado.
Esperamos que estos trucos para mantener la oficina en orden os sean útiles, y en caso de aplicarlos, nos expliquéis qué tal os ha ido. Se acabaron los agobios en la oficina. ¡Viva el espacio!
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